martes, 20 de mayo de 2025

Poema

 


Habitaciones cerradas

En mi infancia
hubo dos habitaciones cerradas.

No lo sé...
¿las cerré yo?
Era muy pequeña
para tomar esas decisiones.

Pero las habitaciones
no eran cuartos con ventanas,
ni camas, ni roperos.

Las habitaciones tenían rostro,
nombre,
y se hacían llamar abuelas.

Crecí creyendo
que eso eran las abuelas:
habitaciones cerradas.

Con el tiempo,
la vida me mostró otras.

Abuelas de brazos largos,
de besos que se quedaban en el cachete,
de buñuelos tibios,
de tortas en la tarde.

Abuelas acolchaditas,
abuelas hogar.

Así no eran mis abuelas.
Las mías eran silencio y distancia.
Frías.
Habitaciones cerradas.

La vida aún no me ha dado nietos.
Pero si llegan,
yo lo sé:
voy a ser
una abuela acolchado.

 

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