Se
estaba acercando la noche… en estos días en que el sol se escapa temprano y con
él mis ganas de seguir. Todo cambia, a veces, como un puñal, sin entender por
qué, si es el destino, la vida, algo que
debamos aprender.
Pero
a pesar de todo, de los que abajo se oyen caminar, autos rodar, yo sigo acá…
con lágrimas en los ojos, con un lento tic toc del reloj… sin nadie con quién
hablar. Viendo gente pasar. Miradas desconfiadas, soberbias, algunas empáticas.
Pero dentro de mí todo sigue igual. Tiempo que no pasa, minutos que duelen.
Momentos felices sin aprovechar, casi fugaces…
y estos momentos eternos, solo viendo la luz correr por la habitación.
Me
pregunto: ¿cuánto más? No sabía que el sufrimiento podía ser tan largo y la
vida afuera tan corta.
Me
preguntó: ¿cuánto más? ¿Ésta que yace en
la cama soy yo? No me veo… solo me siento como lágrimas que no cesan.
Me
estoy convirtiendo en un mar…
Sandra Brinkworth,
mayo de 2023
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