martes, 10 de junio de 2025

SIEMPRE ELLA

 


Sentada en el plácido sillón flotando en el aire melodías amadas, pronto mi atención se centra es esa pequeña maceta con su alma viva saliendo de su tierra fértil. Cual si fuese única en su especie la admiro. Veo en ella pequeños brazos de un bebe que se estiran a alcanzar lo inalcanzable. Ella seguirá, cual niño que desea vivir. En ese rincón sagrado donde a la luz del sol penumbrosamente la acaricia ella es feliz. Viviente como mi cuello que late y presurosa como las olas que se acercan a la orilla.

Ella también me mira, sabe que le prodigo amor y cuidados. Corresponde respetar a la naturaleza viva. A veces pienso, si hablase, ¿qué me diría? Quizás me hablaría de mis días de soledad. Quizás me invitaría a fusionarme con ella.

Imperturbablemente, como un rayo de sol debe viajar, ella estira sus tallos con las hojas más bonitas que he visto.

Cuando el Creador me llame, quisiera que ella, mar de sensaciones, estuviera a mi lado y sus hojas acariciaran mí ya marchita frente.

Sandra Brinkworth 10 de diciembre de 2024


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