jueves, 5 de junio de 2025

SU FINAL

 



Las hojas caen estrepitosamente de los árboles. Las olas rompen con dolor contra las rocas. El río que corre entre mis pies, huye desconsolado a contar mi dolor, pero al instante ya no es el mismo rio que huyo… ¿huira este? Como pluma al viento, la gacela huye despavorida, su corazón, un tambor frenético, marcando el ritmo de su terror viendo su inminente fin. Así de tremendos, ruidosos, frenéticos y angustiantes son los finales. Asi me siento yo ante las palabras tan concretas, vacías de compasión, palabras que aun hoy resuenan en mi agitado corazón. Palabras: “lo encontraron muerto al lado de su cama”. Una oración objetiva se transforma en un torrente de emociones. Me encuentran, esas palabras, mirando al infinito. Acariciandome con pavor la zona de mi cuello que aun late. Escalando una montaña sin camino, cada paso un desafío hacia una comprensión inalcanzable. Así, caí abatida, cual presa en la mira de un cazador.

Cruelmente mi mente recuerda su esencia. Pasos acelerados desde su habitación. Palabras que salen en borbotones incomprensibles. Manos que no pueden apresar el presente y vagan frenéticas en tiempos muertos. Mirada que nunca logra mirar fija al horizonte, sin emoción, solo viviendo. Aceleración atribulada de un hombre sin paz. ¿Predecía su destino?, ¿por ello su atolondramiento en tratar de vivir lo que aún no ha llegado? ¿Sabría, acaso, de su inminente final como una vela que se consume lentamente, dejando tras de sí solo cera derretida? Preguntas que no podre responder que expresan su ser atormentado.

Yacía en un costado de su lecho, un enigma sin resolver, envuelto en las sombras de la noche. Tantas preguntas sin responder. ¿Se habrá llevado mi ausencia consigo al más allá, como un fantasma que lo persigue en la eternidad? ¿Yacerá eternamente dormido, soñando con un reencuentro que nunca llegará?

Así, se alejó, dejándome sola con mis preguntas. ¿Acaso su corazón, un jardín marchito, se secó por completo al no sentir mi aliento como rocío matutino? Nunca lo sabré. El último capítulo de nuestra historia quedó en blanco, esperando que alguien más lo escribiera. Pero yo, atrapada en esta página en blanco, solo puedo imaginar las palabras que nunca fueron dichas.

Soy un volcán en erupción, amenazando con consumirlo todo a mi paso. ¿Podré contener la lava de mi dolor o acabaré sepultando mis propios sueños? Mi corazón, una jaula de espinas, me aprisiona en su dolor por aquél que se fue sin expresarme sus sentimientos. ¿Lograré liberarme de estas cadenas o me rendiré ante la oscuridad?




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