Séquito de
recuerdos, en tu amarillento ser,
un otoño de
infancia, en ti vuelve a nacer.
Susurros de
juegos, bajo tu sombra ancestral,
hoy, yerma y
olvidada, tu danza final.
En tus venas marchitas, la savia se extingue,
y en mi alma, un
eco, de tiempos que fugan.
¿Qué sueños
tejiste, en tu verde esplendor?
Hoy, mustia y
deshojada, yaces en el dolor.
¿Dónde están las
risas, que al verte volar,
pintaban de
colores, mi mundo infantil?
Ahora, en tu
caída, encuentro mi final,
y en tu
fragilidad, mi destino fatal.
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