A Raúl C.
A ti, hombre silente. Hace ya mucho has plantado la
semilla del amor y la curiosidad en mí. Fuiste muchas cosas para. Amigo, apoyo
emocional, amante, ayuda en el hogar, chofer, anfitrión. Sobre todo, fuiste y
sos incondicional. Disfruto el tiempo compartido juntos, reímos mucho y también
nos ponemos serios y recordamos momentos. En tu lugar conocí hermosos paisajes.
Fuiste amable y paciente conmigo.
Si bien, hombre silente, eso justamente… que seas silente
a veces me perturbaba, hoy creo que aprendí a respetarlo. A entender que quizás
no seas demostrativo a mi manera, pero si a la tuya. Que es estar. Y eso es
mucho.
A veces noto un poco de dolor, como si un pasado fuera a
volver, un destrato. Yo jamás te trataría de mala manera, y si lo hiciera,
dímelo, porque es que no me he dado cuenta. Sé que no mereces que te traten de
mala manera ni te desprecien. Nunca. Sos un excelente hombre que ha luchado
toda su vida por su familia y ahora vela por sus nietos. ¿Que se te podría
reprochar?
Por eso hoy te agradezco que, a pesar que yo me había
ido, tu vuelves a estar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario