En la
casa de puertas abiertas te acogí,
con la
luz de mi alma y mi hogar te recibí.
Fuiste
hermana de mi amor, un vínculo tan fuerte.
Te
entregué mis amigos, mi hijo, mi suerte.
Junto
al fuego compartimos noches de alegría,
defendí
tu nombre con fervor y valentía.
Mis
amigas te despreciaron, mi vida te ofrecí,
sin
saber que en tus sombras la traición ya viví.
El
hombre que amaba, el que era mi sostén,
se fue
con tu engaño, me dejó en un vaivén.
Tu
traición fue cuchillo, desgarrando el alma,
un
abismo de dolor que apagó toda calma.
¿Cómo
pudiste, hermana, romper nuestro lazo?
¿Cómo
pudiste traicionar tan sagrado abrazo?
Te di
todo sin reservas, sin pedirte más,
y ahora
lloro en silencio, en soledad sin paz.
Dejaste
un vacío que jamás se llenará,
una
herida profunda que el tiempo sanará.
Mas en
mi corazón, tu imagen se esfumó,
como
polvo en el viento, tu traición se llevó.
Te
escribo estas palabras con el alma herida,
pero
firme en la lucha de mi nueva vida.
Porque
aunque caíste, yo trataré de poder,
y en mi
casa y mi vida no volverás a ser.
No hay comentarios:
Publicar un comentario